LAS COFRADÍAS DE LA PARROQUIA DE SAN LUIS JILOTEPEQUE (HOY DEPARTAMENTO DE JALAPA, REPÚBLICA DE GUATEMALA) CONSTITUIDAS EXCLUSIVAMENTE POR PERSONAS PERTENECIENTES A LAS ETNIAS DEL REINO, NO OBSTANTE DE EXISTIR EN AQUEL LUGAR LAS RAZAS MESTIZAS, MULATAS Y ESPAÑOLAS, DE CONFORMIDAD CON LOS AUTOS Y DILIGENCIAS PROPIAS DE LA VISITA ECLESIÁSTICAS DE ESA PARROQUIA Y DE SU FILIAL SAN ILDEFONSO DE IPALA, LLEVADA A CABO EL 25 DE ENERO DE 1804

Por Luis Alfonso Felipe Rodrigo Ortega Aparicio, académico de número de la Academia Guatemalteca de Estudios Genealógicos, Heráldicos e Históricos

Imagen de la iglesia parroquial de San Luis Jilotepeque, obtenida de: http://sanluisj.blogspot.com/2014/03/normal-0-21-false-false-false-es-gt-x.html

La visita eclesiástica fue realizada por su señoría ilustrísima el doctor don Luis Peñalver y Cárdenas, dignísimo arzobispo del reino de Guatemala, y las diligencias y autos relativos a la misma están autorizados por el secretario de la Curia, don Isidro Quintero, con objeto de que en los actos del gobierno eclesiástico de Su Señoría Ilustrísima estuviesen inseridas las descripciones propias del curato, razón por la cual fue indispensable que se escribiese una lista de las cofradías existentes en ese año de 1804 en la parroquial, integradas exclusivamente por indígenas residentes en la jurisdicción eclesiástica del curato, y digo exclusivamante, ya que la población del curato estaba formada, en aquel tiempo, según las inspecciones que he realizado en los libros de la administración de sacramentos de la parroquial aludida, por razas denominadas como mestizos, negros, mulatos (esclavos o libres) y españoles.

Lo relativo a las cofradías es palpable en una razón datada el 25 de enero de 1804, debidamente autorizada por el secretario Quintero, cuyo objeto fue hacer una relación de los errores y deficiencias detectadas en los libros de la administración de sacramentos de la parroquia de San Luis Jilotepeque, achacables a los curas párrocos nombrados en la misma, la cual está puesta en el libro de bautizos de aquella parroquial, correspondiente a los años 1800-1804, especialmente en los folios que comprenden del 91 al 92 vuelto, entre los cuales se encuentra la lista de las cofradías, que comienza así, de conformidad con una copia paleográfica que ahora realizo:

«En esta Parroq.a hay doce Cofradias todas de / Yndios á saber- / La dela SS. Trinidad con el prãl de veinte, y cin / co pesos. / La de la Encarnacion de N. S. con quarenta p.s / La de Dolores con dos reses solam.te / La de S.n Jose con trece p.s y veinte reses / La de S.n Luis con treinta, y quatro p.s quatro R.s / y once reses- / La de S.n Fran.co con ciento, y un p.s / La de S.n Marcos con cinquenta, y siete p.s / La de S.n Nicolas con sesenta, y cinco p.s / La de Rosario con trece p.s y catorce reses- / (pasa al folio 92 vuelto) La de la S. S. Cruz con treinta p.s setenta, y / cuatro reses, y veinte y ocho bestias- / La de S.n Sebastian con quince p.s y tres reses- / La de Animas con treinta y nueve pesos-«.

Es evidente que las festividades que también estaban dotadas con reses y con bestias, además de los principales (capitales) que igualmente eran parte de los haberes de las cofradías, era por el hecho de que tanto las reses como las bestias quizás fueron empleadas para efectuar algunas negociaciones (permutas, compraventas, alquileres, etc.) que permitiesen a los cofrades percibir dinero proveniente de dichas negociaciones, ya que los principales con los que las festividades estaban dotadas, eran empleados para otorgarlos en préstamos, con cuyos réditos (intereses) fueron sufragados los gastos de las festividades a las que cada cofradía estaba ligada.

En aquel tiempo hasta los reales contaban, ya que los mismos era divididos en cuatro partes, para formar los cuartillos, moneda que también era aceptada de esa forma en las negociaciones, y por ello era indispensable tomarlos en cuenta dentro de las relaciones contables del momento histórico; por ende, tanto pesos como reales fueron conservados y contabilizados.

Los negocios de ganado caballar, mular o vacuno eran de gran importancia en aquel entonces, ya que incluso eran no solo medios de trabajo agrícola, sino, además, también fueron medios de transporte de carga y de personas.